La sostenibilidad psicológica se refiere a la capacidad de un individuo para mantener un estado psicológico sano y equilibrado a lo largo del tiempo. Este concepto se aplica a menudo en el contexto de la sostenibilidad de manera más amplia, ya que se reconoce que mantener un estado psicológico saludable y equilibrado es crucial para el bienestar a largo plazo y la capacidad de participar en comportamientos sostenibles.

La sostenibilidad psicológica abarca una variedad de factores que contribuyen a la salud mental y emocional de una persona. Estos pueden incluir tener un sentido de propósito y significado en la vida, sentir un sentido de control sobre las propias circunstancias, tener conexiones sociales positivas, sentir un sentido de autoestima y experimentar emociones positivas como alegría y satisfacción.

Además, la sostenibilidad psicológica implica la capacidad de adaptarse y hacer frente a factores estresantes y desafíos. Esto incluye poder recuperarse de los contratiempos y mantener una sensación de optimismo y esperanza frente a la adversidad.

En general, la sostenibilidad psicológica es un aspecto esencial de la sostenibilidad general, ya que es necesario que las personas estén psicológicamente sanas para adoptar comportamientos sostenibles y contribuir al bienestar del planeta y sus habitantes a largo plazo.